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Mostrando entradas de junio, 2020

Me despido (aunque creo que volveré un día de estos)

Mañana, lunes, gran parte de España entrará en la fase 3. La situación se va “neonormalizando”. El verano llega con su calorazo y el consuelo de una actividad reanudada mal que bien. Y aunque la bronca política ha de seguir, quizás pierda su brutal virulencia actual… salvo que ciertos partidos y ciertos integrantes del llamado aparato del Estado quieran sostenerla utilizando los juzgados para dirimir el debate sobre la pandemia y sus consecuencias. Así que un servidor se dispone a hacer mutis y dejar de momento la diaria actividad de este blog (que sin embargo dejaré disponible, por si acaso). Tengo que resolver algunos asuntos personales que me ocuparán al menos las dos próximas semanas. Cuando rozamos las veinte mil visitas y se ha creado una minicomunidad de lectores-amigos, doy por sentado que al cabo de un tiempo volveré a la carga, porque escribir a diario entretiene mucho y no deja de ser una manera de desahogarse. Por otra parte, España vive una encrucijada política, social y

La Justicia no está para eso

Los agentes de la Guardia Civil que investigan por orden de la jueza Rodríguez-Medel han emitido un segundo atestado que, por supuesto, ya ha sido publicado en los digitales; con lo cual no sé qué sentido tiene todo aquello de quién y cómo debe conocer, o no, el contenido de tales documentos. Bueno, el caso es que este nuevo informe intenta corregir algunos de los errores y manipulaciones del primero… aunque manteniendo la posición inicial y agregando mayores desvaríos a una instrucción que, sinceramente, se ha convertido en un escándalo o si lo prefieren en una tomadura de pelo. Entre otras cosas porque se pretende determinar la comisión de uno o varios delitos no tanto a partir de supuestos hechos como de presuntas intenciones. Pero, ojo, de intenciones consideradas a posteriori, evaluadas de manera perfectamente subjetiva y sistematizadas a partir de una perspectiva y con unos objetivos muy determinados. En este caso, la policía judicial quiere que el Gobierno, sus delegados y aseso

El PP choca con un imposible (o con varios)

El 11-M de 2004 se ha encarnado en el 8-M de 2020. A priori nada tendría que ver una cosa con la otra, porque no puede ser lo mismo un atentado terrorista que una pandemia. Pero si hace 16 años la derecha (entonces era una sola) creyó que le habían arrebatado el Gobierno no por su evidente y mísera mentira sobre las bombas en los trenes, sino por una oscura conjura de etarras, socialistas y quién sabe qué poderes ocultos, ahora las mismas fuerzas conservadoras (radicalizadas y divididas) han visto en el coronavirus el instrumento de su revancha. No podría tratarse de una venganza fría, sino envuelta en llamas, cazada al vuelo y casi perfecta en toda su dimensión. Porque no solo permite poner los muertos encima de la mesa (y son muchos los cadáveres); además apunta directamente al corazón de la causa feminista. En los últimos años, los reaccionarios han atacado sin tregua la lucha por la igualdad de géneros. Ya saben: las feminazis, sus chiringuitos, la “inconstitucional” Viogen, las im

El final de la Edad Contemporánea y el nacimiento de....

Debo confesar que esta vez solo he visto algunos fragmentos del debate en el Congreso. Todo resulta ya demasiado evidente y previsible. Qué van a decir los portavoces de las dos derechas asilvestradas, de los periféricos, de los demás y, por supuesto, del Gobierno... es algo que carece de misterio y tampoco deja opción a la sorpresa. En este plan, acabaré dándole la razón a mi señora y me pasaré a las filas de quienes dan por hecho que la ciudadanía, salvo los “hooligans” correspondientes, pasa del espectáculo y de sus absurdos contextos. Sigo sin hacerme una idea de los estragos que ha causado en la opinión pública la bronca permanente, la sucesión de mentiras y, en definitiva, la antipolítica. Solo estoy seguro de que la controversia ideológica ha adquirido en España una virulencia que replantea la vieja contradicción entre bandos incapaces de tolerarse mutuamente; eso está ahí, y va a seguir estando. El reencuentro de Ciudadanos con la flexibilidad que se le supone al centrismo es e

Pues sí: es mucho lo que no sabemos

El Coronavirus ha cogido al Gobierno de España con el paso cambiado y una notoria incapacidad para explicarse (¡Ay, Marlaska!), a la oposición de derechas encabronada y tirada al monte, a los periféricos en sus rollos… y a la sociedad española en su conjunto, desconcertada y desmovilizada. ¿Hemos dado el do de pecho (como país y como pueblo) ante el reto de la pandemia? Yo diría que no tanto. Queda mal, lo sé, porque lo suyo es cantar el heroísmo de quienes estuvieron al pie del cañón, sanitarios y muchos más. Pero ya no vale con eso. La ciudadanía ha cumplido, mas también ha evidenciado que la disciplina social y el temple no es lo suyo. Profesionales, empresas y organizaciones de todo tipo se han aferrado a sus intereses, de tal manera que, en no pocos casos, la enfermedad ha impulsado negocios o reivindicaciones salariales, de la misma forma que ha servido para desarrollar maniobras políticas muy poco honorables. Dije al principio que esta catástrofe nos interpelaba a todos. Y la re

No estamos en los años 30, pero... ¡jodo!

En una de las fakes más notorias y verosímiles de los últimos días (en los que la mayor parte de lo que circula por las redes y no pocos medios es pura bazofia), alguien se inventó una portada de la revista “Time” dominada por la silueta del odioso tupé característico de Hitler y el perfil perfectamente identificable de Trump colocado más abajo, allí donde iba el bigotito del jerarca nazi. Era una falsificación, como enseguida se supo; pero una falsificación de calidad, y sobre todo perfectamente plausible. Porque en una volátil realidad cuyas contradicciones han sido avivadas por la pandemia, los terribles fantasmas de los años 30 parecen tomar cuerpo. Todos decimos, con razón, que la situación es muy distinta, que el mundo no está condicionado por un choque ideológico tan tremendo como el de entonces. Sin embargo pasan los días y las semanas, el horizonte se oscurece y cuando ves cómo ganan terreno el insulto, la enemistad, la negación del adversario, la violencia y el racismo… ya no