Cosas que ocurren en tiempos de pandemia
Antes de nada,
dejadme dar algunas explicaciones. Porque hemos dedicado el fin de
semana a facilitar la legibilidad del blog, mejorando la resolución
y aumentando el interlineado, tal y como bastantes lectores nos
habían sugerido. De eso se ocupa el administrador, Jorge Ezquerra
Monge, que ahora también se afana en incorporar nuevas secciones,
básicamente para dedicarlas a sugeriros otros artículos, vídeos o
lo que quepa colgar. Por lo demás estamos encantados, porque en unos
pocos días hemos recibido ya tres mil visitas. Así que nos
disponemos a seguir publicando un artículo diario, siempre en
relación con el propio Estado de Alarma, sus repercusiones, el
debate público y posiblemente algunas reflexiones sobre la relación
entre la actualidad y el pasado reciente de España, que destacaremos
con el epígrafe “Quiénes fuimos”. Y os recuerdo que aquí, en
la propia portada del blog, tenéis mi libro, “La segunda
oportunidad”, que podéis descargar a voluntad. Para los mayores de
sesenta años leerlo será una inyección de nostalgia; para los más
jóvenes, una forma de viajar en el tiempo a través de la memoria.
Mientras, la
pandemia sigue quemando días de confinamiento, de enfermedad y
muerte, de duda y de miedo al futuro. Los análisis prospectivos que
realizan economistas, sociólogos, politólogos y filósofos oscilan
entre el optimismo y el pesimismo, aventuran el glorioso triunfo de
la razón o el éxito (¿definitivo?) del egoísmo y la maldad.
Supongo, sin embargo, que es pronto para adelantar acontecimientos
aunque sí parece necesario anticipar las salidas a esta crisis sin
precedentes. ¿Reconocerá el establishment el evidente fracaso del
capitalismo financiero? ¿Será capaz la humanidad de reconciliarse
con el planeta que habita? ¿Aumentará la calidad y cantidad de
democracia o se impondrán los profetas del autoritarismo? ¿Se
afianzará la Unión Europea o saldrá de aquí hecha jirones?
¿Avanzaremos hacia algún tipo de gobernanza global o retrocederemos
por la senda de los nacionalismos excluyentes? Interrogantes que en
el caso de España se superponen a los que ya ponían en cuestión
muchos aspectos de nuestro propio sistema. En este país la
polarización previa, la feroz radicalidad retórica (de casi todos
los actores sobre la escena política y social) y la emergencia de
viejos problemas sin resolver o mal resueltos ya habían creado una
atmósfera enrarecida, proclive a la sucia labor de los propagadores
de fanatismo, simplismo y odio. Ahora, con esto…
Sabemos sin ninguna
duda que el actual Gobierno español afrontó la llegada del virus
con escasa determinación, muchas dudas y una manifiesta falta de
reflejos. Cabe consolarse aferrándose a las comparaciones con otros
ejecutivos occidentales que también fueron sorprendidos por el
impacto de la pandemia, pero deberíamos tener en cuenta a los sí
que supieron reaccionar con mayor rapidez y eficacia. Pedro Sánchez
y Pablo Iglesias no contaban con este desastre (ni ellos ni nadie),
se vieron desbordados y llevan un mes intentando hacer pie, controlar
la situación y cambiar enfoques. En general todas las
administraciones (estatal, autonómicas o locales) patinaron cuando
la enfermedad nos embistió, en una demostración perfecta de que el
sector público, insustituible, necesita salir de esta prueba
multiplicando sus recursos pero sobre todo su capacidad de
iniciativa, su flexibilidad orgánica y lo que podríamos denominar
su capacidad de emprendimiento. La burocratización y el clientelismo
partidista son enemigos mortales de la eficacia del Estado.
Porque ese Estado es
esencial. Ha sido y es el principal (yo diría que por ahora el
único) instrumento para gestionar la catástrofe. El sector privado
(más allá de gestos altruistas e intenciones colaboradoras) se ha
quedado a verlas venir en una función muy secundaria, sea en el
terreno puramente sanitario y social (¡esas residencias de
ancianos!), sea en la operatividad investigadora e industrial
relacionada con la pandemia. Pide, exige, se lamenta, se quita las
responsabilidades… pero no contribuye, al menos de manera
sustancial, a resolver los más acuciantes problemas. Seguro que el
liderazgo político ha trastabillado, pero el de carácter social
(sindicatos incluidos) no ha existido. Salvo, a veces, para estorbar.
Si algo puede servir
de coartada al vacilante Gobierno es la actitud incomprensible y
demencial de la oposición de derechas, secundada indirectamente en
más de una ocasión por algunos nacionalistas periféricos. El PP no
ha actuado como un partido de Estado, sino como una desajustada
máquina electoral. En cuanto a Vox… Que sus delirios, mentiras y
absurdos hayan llegado al punto de considerar que la pandemia ha
permitido llevar a cabo una masiva eutanasia de facto indican de qué
clase de gente hablamos. Y luego están los medios informativos más
conservadores, que también se las traen.
Pero de eso, de los
medios, ya hablaremos mañana.
No veo donde descargar el libro
ResponderEliminarTienes que ir al inicio del blog (página principal). Luego, en la esquina superior izquierda, le das a las tres rayas y pinchas en "Mi libro: La segunda oportunidad". Al hacer click aquí, serás redireccionada/o al libro. Una vez ahí, en la esquina superior derecha, presiona el botón de descargar (es una flecha hacia abajo en una bandeja) et voilà! Ya podrás disfrutar de las 144 páginas del libro.
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