Si ganan las derechas... ¿Y si no ganan?
Resulta que en estas elecciones la eficacia del voto por correo será la más alta jamás vista. Desde luego muy por encima de la que hubo el 28-M. En esa ocasión, alrededor del 8% de quienes habían solicitado esa forma de ejercer su derecho democrático se quedaron, por el motivo que fuera, sin hacerla efectiva. Ha ocurrido siempre. Pero esta vez el fenómeno se reducirá a su mínima expresión.
Ahora bien, en los medios conservadores, cuya movilización electoral también bate récords, se siguen haciendo alusiones, advertencias y veladas amenazas en relación con los sufragios encomendados al servicio público postal. Porque los reaccionarios tienen por segura su victoria el 23-J, pero se preparan para dominar el paisaje tras la batalla sea cual fuere el resultado de ésta. Si les va bien no pasa nada, si se tuerce su fortuna cosecharán la cizaña que ya han sembrado. Y armarán el consabido belén.
Feijóo ha aprendido durante estas dos semanas que él puede jugar la partida con las reglas que le plazcan. Por eso cada vez está más suelto -por eso y por los relajantes musculares, digo yo-, se pitorrea del debate al que no fue, se enfada cuando le recuerdan que fue amiguito de un narco, sigue ocultando sus planes postelectorales... y en los mítines es incapaz de pronunciar la palabra autodeterminación. Se ha convertido en un héroe de la derecha fetén, está ganando terreno por el extremo de su banda y su gente ya le prepara el terreno para lo que ha de venir. España, ahora mismo, exporta como nunca, la campaña turística será de lleno total y sólo la sequía y la guerra en Ucrania proyectan una sombra ominosa sobre el sector primario. Pero el patriótico facherío no para de lamentar la tristísima situación en que se encontrarán PP y Vox este país, asolado por las hordas socialcomunistas.
O sea, que si en septiembre se configura un Ejecutivo muy reaccionario o muy ultrarreaccionario los ajustes y los recortes, que llegarán enseguida, no serán culpa de la voluntad antisocial de Feijóo y Abascal, sino consecuencia de la herencia recibida. El antisanchismo se prepara para sobrevivir a la presencia en política del propio Sánchez. Quienes han sido capaces de inventarse una realidad hispana caracterizada por la ruina, la okupación de viviendas, la delincuencia en las calles, la hegemonía de comunistas e independentistas, la suelta de etarras y violadores, la invasión islámica y la dictadura progre y antiespañola qué no fabularán si a la vuelta del verano hubiesen de gestionar semejante apoteosis del mal.
En el argumentario derechista que hemos padecido durante los últimos años -y que por desgracia ha acabado calando en parte de la ciudadanía- siempre ha estado presente un voluntad sádica de trasladarle al pueblo llano algún tipo de penitencia por el pecado de haber votado en su día PSOE, Podemos y otras opciones no patrióticas -desde los nacionalistas periféricos al humilde Teruel Existe-. Las buenas gentes de orden suelen ser un pelín revanchistas y siempre estuvieron prestas a someter a la ciudadanía de a pie más levantisca a toda clase de rigores expiatorios. Por nuestro bien. Para que aprendamos.
Pero... ¿Y si no ganan? ¿Y si las combinaciones aritméticas, la lucha por cada voto en las circunscripciones pequeñas y la agónica movilización de las izquierdas truncan este domingo el desfile triunfal? Ay, amigos. En tal caso, lanzarán un chaparrón de invectivas, sacarán a relucir los votos por correo no emitidos -por pocos que sean-, clamarán contra una convocatoria en plenas vacaciones, sacarán a pasear el fantasma del pucherazo... y se pondrán en pie de guerra desde el minuto cero.
Tienen mucha práctica. Se vio después del 11 de marzo del 2004, pese a que entonces su estrepitosa derrota fue provocada por sus repugnantes mentiras en relación con las bombas en los trenes. Afilaron otra vez las navajas ante la moción de censura que en 2018 acabó con Rajoy, y eso que la actitud del presidente defenestrado, yéndose de whisky on the rocks mientras se debatía en el Congreso, dejó estupefactos a sus seguidores. Pero enseguida reeditaron una versión corregida y ampliada del alboroto tras las generales del 2019, cuando de inmediato calificaron de ilegítimo al Gobierno votado por el Congreso.
Ahora bien, cuando todavía no sabemos qué pasará, les aseguro que será mejor para todos nosotros, para España, para Europa y el mundo, que pataleen en lugar de regodearse, que vuelvan a las trincheras en vez de señorear un país que consideran de su estricta propiedad, que se coman el marrón en vez servirse otra ración de angulas.
Acertado análisis
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Como siempre. Como he dicho públicamente, este partido lo vamos a ganar y el gigante Gulliver que no sólo representa al gato Sánchez sino a todo un país que aspira -a veces con poco empuje- a aumentar sus derechos y libertades se comerá mañana al ratón Feijóo para que lo que esté representa no le quede otra mas que comerse que "el marrón en lugar de servirse otra ración de angulas". Saludos y salud
ResponderEliminareste sin tilde
Eliminar