Ante el COVID19 sobran las simplezas


Conozco de primera mano varios casos en los que enfermos de coronavirus no han dado positivo en los PCRs hasta el tercer o cuarto intento. Durante días, los médicos observaban sus síntomas y daban por hecho que estaban ante la enfermedad, pero los análisis no terminaban de confirmar el diagnóstico. Y en el caso de los tests rápidos el problema se agrava. Los falsos negativos son abundantes. Es un hecho. A partir de ahí cabe deducir que controlar a los asintomáticos e incluso a quienes ya muestran signos de haber sido infectados no va a ser tan fácil. Sobre el Covid 19 se saben cada vez más cosas, pero también son muchas las que, al parecer, se ignoran o no están claras.

Numerosos indicadores muestran que la pandemia actúa con voluntad expansiva y una inquietante capacidad para detectar los nichos que le son más favorables y eludir aquellos donde su efecto no sería tan letal. Los interrogantes se suceden. No solo en relación con los datos precisos sobre infectados y muertos, sino sobre las causas de que en algunos lugares el impacto sea mucho peor que en otros. Se tiende a pensar que la clave de tal diferencia radica en la gestión política o la respuesta sanitaria. Sin embargo eso es solo una suposición o una conclusión parcial. Por ejemplo: ¿Por qué está habiendo muchos menos afectados y fallecidos en Andalucía que en otras comunidades? No se han hecho más análisis ni ha existido mayor número de tratamientos en UCIs ni el sistema público de salud era más robusto o especialmente eficaz. ¿Será entonces porque los andaluces se mueven menos, o sus relaciones interpersonales son menos efusivas (lo cual hay que descartar de entrada)? ¿O tal vez tenga algo que ver el clima, más cálido?

Hay más. Resulta que se viene dando por sentado que el verano, con sus altas temperaturas, frenará al virus. O no, dicen ahora no pocos expertos. Hay otros factores: la humedad, la contaminación, las condiciones sanitarias, los propios usos sociales… Virólogos y epidemiólogos temen que la novedad de este microorganismo le pueda permitir seguir atacando al margen de la estación, hasta que vayamos inmunizándonos… Si es que esa inmunidad va a producirse en los mismos términos que en la gripe común. ¿Y si no fuera así?

En esta crisis sobran las simplezas, las soluciones milagrosas y los desahogos ideológicos. Para afrontar el coronavirus con garantías de éxito definitivo hacen falta certezas y conocimiento, además de recursos humanos y tecnológicos. Mientras, solo cabe administrar con la mayor inteligencia posible aquello que sí sabemos, y dar respuestas en función de cada coyuntura. Organización, solidaridad, disciplina, calma y prudencia. Qué remedio.



Comentarios

  1. Encantado de descubrir este blog de JL Trasobares y poder volver a leer sus opiniones.

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